Lo sé, soy un baboso. Sólo a una tropa de babosos se les ocurre crear una bitácora destinada a demostrar lo babosos que son, pero en babear no hay pecado. Las queremos y no podemos ocutarlo.Mi última babosería es haber bajado las ediciones 2005, 2006 y 2007 de los famosos desfiles de lencería de la marca Victoria’s Secret. Chicas lindas, buena música, una larga pasarela y poca ropa… ¿qué puede tener de distinto a los cientos de desfiles de moda que anualmente se hacen en toda ciudad con un mínimo sentido de la moda? Sonrisas, eso hace la diferencia.
Estamos acostumbrados a ver maniquíes humanos que caminan por una pasarela como si estuvieran obligadas, mostrándole cientos de pilchas estrafalarias a gente que nunca usará esos atuendos (hombres y viejas). Estas delgadas y finas señoritas se desplazan como si estuvieran haciendo babysitter en sábado por la noche. Por eso, verlas sonreir mientras flotan por la catwalk de Victoria es un bálsamo visual. Porque hay pocas cosas tan sexies como una mujer sonriente -salvo una cantando- y es eso, junto a las diminutas prendas que modelan, lo que hacen a este evento famoso a nivel mundial.
Alessandra, Gisele, Ana Beatriz, Adriana, Heidi y tantas otras podrán pasearse todos los fin de semanas de punta a cabo de una pasarela que no las quiere a ellas sino a lo que usan, pero cuando es noche de Victoria’s Secret, ellas son las reinas y eso se les nota en la cara.
Recomiendo como terapia una tarde completita viendo estos videos, yo me quedo con el de 2005, lejos.
por TJF.
- Victoria’s Secret Fashion Show videos (youtube)
- Victoria’s Secret (web)

Amigos fetichistas todos: les informo a todos que no compren el disco que Carla Bruni sacó este año. La razón es muy sencilla: al ingresar el disco No Promises a su computador puede acceder a fotos exclusivas de la Bruni, vídeos, documentales y hasta promesas de recibir alguna vez un correo de ella. Entonces Usted se queda mirando a Carla Bruni alrededor de media hora que se transforma fácilmente en una hora y media; lo que viene después es envidia negra del francés de mierda con dientes de conejo que grabó con ella el disco y que posiblemente hasta haya sacado salto de liebre una noche de ensayo; luego viene una sensación espantosa de ser nada en el mundo, una suerte de lejano simio sucio en el fin del mundo que jamás podrá recorrer esas piernas kilométricas y perfectas, ese cuello de cisne que Celco jamás se atrevería a contaminar; lo peor ocurre cuando, como si no fuera suficiente, ve el video de Those dancing days are gone y babea pensando que ella, la de los jeans casi pintados es su novia y que la está filmando al borde del Sena, asunto para el cual fue tramado el maldito vídeo que es peor que el Aro porque uno se muere pero de ganas de que toda la realidad sea una pesadilla con malos programas de farándula y muertos con hilo curado y curados al hilo, y entonces uno despierta y tiene a esta señorita Imperialmente bella al lado como la Bella Durmiente y claro, la vida es un cuento de hadas hasta que suena el celular y te dice una voz que se te olvidó pagar el arriendo y que falta comida para los perros. Y no. La mujer más bella del mundo jamás estuvo soñando a tu lado, pero bueno, al menos el disco que te salió carísimo sirvió además para soñar.
He cometido varios errores en mi vida, pero quizás uno de los más tontos ha sido tener citas a ciegas. No en su formato clásico y cliché, en el que, ayudado por una pareja amiga, conozco a una tipa en un restaurante y comenzamos a intercambiar nuestras primeras palabras. Lo mío ha sido en base a chat y, posteriormente, teléfono, lo que ya suena decididamente patético. Pero debo advertir: soy una simple víctima. La culpa ha sido, principalmente, de ellas.
El verano tiene algo de guarro, y no es que lo guarro esté mal, pero si me dan a elegir, prefiero la primavera en ellas. El verano peca de exceso de team oxigenado y ensiliconado. La primavera es más coqueta y audaz.




