El verano tiene algo de guarro, y no es que lo guarro esté mal, pero si me dan a elegir, prefiero la primavera en ellas. El verano peca de exceso de team oxigenado y ensiliconado. La primavera es más coqueta y audaz.
Comienza septiembre y uno empieza a agradecer no sólo el hecho de que queden tres meses para pensar en vacaciones, sino que el calor equinoccial tiente los roperos femeninos. De a poco uno se encuentra con esos vestidos sedosos y delgados que dibujan curvas y muestran piernas, brazos y espaldas que estuvieron bajo telas por meses. Todo tímido, porque así es la primavera, como las mujeres. Se sabe la mejor época del año, donde las cosas florecen, la gente se alegra, el frío se guarda en el baúl y las hormonas empiezan a revolucionarse.
Bienvenida primavera y señoritas, Uds. saben que así como disfrutan el no tener que cargar kilos de ropa a cuestas, nosotros agradecemos verlas más ligeras, más contentas, más femeninas. Nada como una mujer que se sabe fémina, que sabe que no necesita parecer chica de calendario para provocar miradas. Que le basta achicar los ojos al sonreír, soltar un par de carcajadas mientras habla y caminar tarareando una linda canción para que el embrujo se produzca.
La primavera es como ella, la primavera es de ellas y aunque aun no comience, ya las vemos y por eso damos gracias. Muchas gracias. - foto_juan nose
por TJF.
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