ESA ANTIGUA Y UNIVERSAL PREOCUPACION

lunes, 3 de diciembre de 2007

Belleza. Ese concepto que para algunos/as es un fin último, para otros/as un requisito, para aquellos/as una poderosa arma o simplemente una propiedad intrínseca. Todos/as apreciamos la belleza a nuestra manera propia, o según cánones preestablecidos y comunmente aceptados.

Desde tiempos inmemoriales que los seres humanos venimos programados con un concepto típico de belleza, tanto para ser apreciado como buscado. Todo el mundo aprecia una figura suave, unas manos delicadas, una mirada o una sonrisa universalmente convenida como "bella".

El asunto es: ¿quién inventa los conceptos de belleza o de falta de la misma? ¿quienes son las excelsas autoridades que se sienten en pleno conocimiento de la verdad absoluta para decir "esto es bello" y "esto no lo es"? La historia nos ha enseñado que la belleza se aprecia de forma distinta de acuerdo a los tiempos y al lugar en el que estés. Los griegos apreciaban una nariz agüileña como símbolo de belleza. En el Renacimiento eran muy cotizadas las gorditas. En África hay una tribu que considera a las mujeres más bellas mientras más collares tengan ceñidos al cuello, al punto de estirarlo a dimensiones desconocidas. Mientras en América se sobrevalora a los rubios, en Europa los negrullitos la llevan por su rara presencia (la llevamos, dijo el otro :P).

O sea, el concepto de belleza es tan volátil y falaz, que realmente no necesita mayor clasificación ni importancia. Para un Tío Juanito, la belleza está en todos lados. Y como aquí estamos extrapolando este concepto hacia las mujeres, sabemos apreciar la belleza en toda mujer. Porque nosotros le creemos a la RAE cuando nos dice que la belleza es lisa y llanamente una "propiedad de las cosas que hace amarlas, infundiendo en nosotros deleite espiritual". Eso es todo. Nada de estereotipos banales ni cánones preestablecidos. El tiempo siempre se ha encargado de mandarlos por el caño, y así será hasta el fin de los tiempos.

En consecuencia, la fealdad no existe en nuestro diccionario, chicas. Como se puede comprobar de la definición, todas las mujeres tienen algo que nos hace amarlas, y todas son capaces de infundir en nosotros un deleite espiritual que puede hacernos sentir los seres más grandes del universo y unas insignificantes partículas, todo al mismo tiempo. Y no quiero que esto suene a "nos sirven todas las micros". Simplemente que cada vez que nos fijamos en una mujer, miramos a la belleza pura y limpia, un regalo para hacer nuestra existencia más feliz y babosa. - foto_BaconStand

por TJ Nova.