MIRADAS Y SONRISAS QUE MATAN, ¿O MUESTRAN VIDA?

miércoles, 24 de octubre de 2007

Hace un tiempo una amiga me preguntó acerca de qué era lo primero en que me fijo cuando miro a una mujer. Frente a mi respuesta me miró con algo de incredulidad como si mis palabras tuvieran por fin causar una buena impresión, ocultando algún otro fetichismo o fijación inconfesada con alguna parte carnal del cuerpo femenino. Mi respuesta sólo fue aceptada después de una explicación.

Lo que dije fue: “la mirada y la sonrisa”. Es cierto que el cuerpo femenino es hermoso y que a nosotros las curvas nos cautivan despertando algún primitivo núcleo del sistema nervioso, pero probablemente nada es capaz de fascinarme tanto como una bella sonrisa o una mirada penetrante.

Cuando se trata de mujeres me importan en demasía las primeras impresiones y en esas primeras miradas o contactos, es a través de la mirada y la sonrisa que uno adivina algo más allá de lo superficial en una mujer. Neruda decía que los ojos son los espejos del alma y creo saber a qué se refería. Una mirada acompañada de la expresividad de la boca y los labios te puede mostrar indiferencia, interés, seducción y toda clase de emociones, pero al mismo tiempo refleja algo más profundo. Unos ojos pueden expresar bondad, transparencia y hablarte de quién está al frente. Es como la diferencia entre ver a una mujer en una foto y conocerla en persona. En la foto puede tener bellas facciones o un cuerpo atractivo, pero son todos aquellos detalles expresivos como los pequeños movimientos, la forma en que te miran cuando hablan contigo, los gestos con que te escuchan, el modo en que pueden jugar con su pelo o la forma en que sonríen lo que hace la diferencia y me pueden llevar a perder la cabeza por alguien. Es tanto por la gracia y belleza femenina de esos gestos como por todo lo que inconscientemente y a través del lenguaje no verbal logran transmitir.

No sé si es una sensación común para la mayoría, pero amo como algunas mujeres son capaces de mirarme fijamente en una conversación y sentir que se deshacen todas mis defensas como si miraran a través de mis propios ojos con ternura o decisión, haciéndome sentir desnudo y vulnerable.

No deja de ser curioso que aunque estemos bombardeados por una cultura televisiva y mediática de estereotipos de belleza sean, al final, esos pequeños detalles intangibles los que definitivamente nos seduzcan. - foto_completosinmallo

Por TJ Malandre.