A veces es difícil expresar con la mano lo que sienten los ojos, pero sin duda a todos los Tíos Juanitos nos pasa, por más trivial que parezca, sentir y disfrutar cuando se acerca a nosotros, bueno a veces sólo en nuestra dirección, una mujer arriba de su bicicleta.
Es como si adquirieran súper poderes, dan la impresión que el apuro no existiera, como si mágicamente –para nosotros –detuvieran el tiempo. Pedalean sabiéndose hermosas, “guapas”, femeninas y con estilo, orgullosas de ser mujeres, pero también niñas, con la espalda en alto, armoniosas, delicadas, saludando con la sonrisa y la mirada, reafirmando esa abismante diferencia con nosotros, toscos, sudados, echados sobre el manubrio, en una eterna competencia por quien llega primero, (si, arriba de la bicicleta también).
Son sólo unos segundos, pero observar como cortan el viento valen todos los segundos y minutos posibles, tan solo sonreímos y las seguimos con la mirada con una especie de dolor gozoso por verlas ir sin saber a donde se dirigen, pero bueno, así es la vida, y con un poco de suerte para la próxima puede ser que nosotros también vallamos en nuestra bicicleta y podamos pasear uno al lado del otro.
Por TJ Hayvard.